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“Así es como Dios cura”. Introducción parte IV.

En esta última parte de la introducción el Dr. Hertzka reitera la idea que no le cabe la menor duda que esta medicina viene de Dios y que Santa Hildegarda fue un medio para transmitirla a los hombres pero que ella no inventó nada. 

 

Introducción Parte IV

Desde hace treinta años, me ocupo de la medicina de Hildegarda. En todos los casos en los que he observado o podido observar exactamente sus prescripciones, los resultados no se han dejado esperar y no solo satisfacen los médicos, pero también la lógica de un médico razonable. De esto también este libro pequeño debe dar testimonio. Es verdad que solo tengo al alcance de mi mano unos 300 de sus remedios. Pero este es el trabajo de toda una vida el que se esconde ahí. Yo solo ejecuto, sin que hay inventado uno solo de sus remedios. Y siempre con el mismo resultado: lo que ha redactado tan modestamente y simplemente, frase tras frase, palabra tras palabra, se verifica cada vez en la práctica.

Podría también citar como cuarto argumento, que el que compone una obra de conjunto de carácter a la vez filosófico, teológico, medicinal y psicológico, así de considerable y fundamentalmente nuevo, es decir original como es la de Hildegarda, no puede ser la de una investigadora. No se puede ser como Hildegarda, una especie de secretaria, poniendo por escrito durante decenios los misterios de Dios, y consagrarse paralelamente a la investigación.

Lo que los investigadores y los especialistas escriben sobre el Santo Sudario de Turín (El Sudario de Cristo), se aplica de la misma forma a todos los libros de Hildegarda y también a su libro de medicina:

“Nulla pictura”.   ¡Imposible que se una obra humana!

En su segundo volumen de medicina, Hildegarda escribe expresamente- hasta incluso dos veces seguidas- “los remedios descritos y prescritos para las enfermedades mencionadas son reveladas por Dios…” ¿Por que entonces se pone esto en duda? ¿Y porqué no estaría permitido que tuviésemos efectivamente de Dios una medicina dada? Por lo demás, los testimonios de los que niegan el origen divino de la medicina de Hildegarda se contradicen considerablemente. Una de las características de nuestro tiempo, es justamente querer prescribir a Dios, cuando y como debe manifestar su potencia y realizar los milagros. “Esta es la obra del Señor y es admirable a nuestros ojos” (Mt 21, 42). Osemos entonces proclamar las hazañas del Señor, el gran Jefe de todos los verdaderos médicos y también de los profesores. ¡Coge y lee! …el Libro  ¡”así es como Dios cura”!

Constanza, el 31 de julio de 1972.

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